Siempre Chestnut Bud
Por Ricardo Orozco ©2018No es la primera vez que escribo sobre Chestnut Bud. Siempre me ha sorprendido que el Dr. Bach incorporase un brote a su sistema, en este caso el del castaño de indias. Un brote es siempre una promesa germinal de algo, acaso un anticipo, un proyecto que contiene la información de algo más grande, en este caso las hojas, la flor, el fruto…en la que las Flores de Bach actúan.
Desde hace años especulo con la posibilidad de que Chestnut Bud sea la esencia más importante del sistema, puesto que Bach toma la vida como escuela, donde se encarna para aprender una o dos lecciones en este forzosamente breve espacio educativo. El admitir esto nos lleva a deducir que el aprendizaje es el tema central de la existencia y, por consiguiente, que el sistema floral de Bach tiene forzosamente que ofrecer esencias al servicio de esta noble causa.
Las
lecciones a aprender, junto con los defectos a corregir, quedan
sistematizadas en doce y vinculadas a las doce primeras flores del
sistema, los llamados 12
Curadores,
los que a su vez quedan ligados a otras tantas tipologías o
personalidades.
No
solo los defectos de la personalidad descritos por Bach dificultarán
un aprendizaje óptimo. Muchas circunstancias de la vida, como
traumas y otras vicisitudes muy diversas, obstaculizarán o desviarán
a la personalidad del camino trazado por el alma (el del
aprendizaje). Y todo ello requerirá de otras flores diferentes que
ayuden a gestionar los diversos estados de ánimo y actitudes que se
vayan sucediendo.
Resumiendo,
el camino de cada uno, en esta apuesta espiritual del aprendizaje,
podrá ser asistido con las flores personalizadas que correspondan.
Ahora bien, si se puede nombrar una esencia global, común para
apoyar a todos, esta es Chestnut Bud, la “flor” del aprendizaje.
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