Libérate a ti mismo
Capítulo I
La historia de la vida es así de simple
Una niña pequeña ha decidido hacer el dibujo de una casa para el
cumpleaños de su madre: En su mente la casa ya está dibujada; la ve
claramente y conoce hasta el más mínimo
detalle, sólo tiene que plasmarla en el papel.
Termina el dibujo a tiempo para el cumpleaños. Le ha dado forma a
la idea que tenía de la casa lo mejor que ha podido. Es una obra de
arte porque la ha hecho ella misma, cada
pincelada la ha dado por el amor que siente hacia su madre, y cada
ventana y cada puerta la ha pintado con la convicción de que ese es el
lugar donde deben estar. Aunque parezca un pajar, es la
casa más perfecta que ha pintado en su vida. Es un éxito porque la
pequeña artista ha puesto al pintarla todo su corazón y su alma, todo su
ser.
Esto es salud, éxito, felicidad y verdadero servicio a los demás;
el servicio a través del amor en perfecta libertad según la forma de
cada uno.
Nosotros llegamos a este mundo sabiendo el dibujo que queremos
hacer, con nuestro camino en la vida ya trazado, y todo lo que nos queda
por hacer es darle una forma material.
Entramos aquí llenos de alegría y de interés, concentrando toda
nuestra atención en el perfeccionamiento de ese dibujo y traduciendo
nuestros pensamientos y propósitos lo mejor que podemos en la
vida física dentro del entorno que hayamos elegido.
Si seguimos desde el principio hasta el final con todas nuestras
fuerzas nuestros propios ideales, nuestros propios deseos, no podrá
haber fracasos, nuestra vida será un rotundo
éxito, una vida saludable y feliz.
Con esta misma historia sobre la niña pintora podemos ilustrar
cómo las dificultades de la vida interfieren, si se lo permitimos, en
ese éxito, esa felicidad y esa salud para
impedirnos alcanzar nuestros propósitos.
La niña está ocupada haciendo el dibujo muy contenta cuando
alguien se le acerca y le dice: "¿Por qué no pones una ventana aquí y
una puerta ahí? Y el camino del jardín debería ir en
esa dirección". El resultado es que la niña pierde totalmente el
interés por el dibujo; es posible que siga con él, pero ahora sólo está
plasmando las ideas de otra persona en el papel. Ante
estas sugerencias se puede mostrar enfadada, irritada, infeliz o
tener miedo a negarse a ponerlas en práctica. Entonces empezará a odiar
el dibujo y tal vez incluso lo rompa (dependiendo del tipo
de niña de la que se trate, seguramente esta será la reacción más
probable).
El dibujo que queda al final seguramente es una casa reconocible,
pero será imperfecta y un fracaso porque es la interpretación de las
ideas de otra persona, no las de la niña. Ya no
le sirve como regalo porque no ha llegado a tiempo al cumpleaños de
su madre y ella no va a esperar todo un año para recibir su regalo.
Esto es la enfermedad, una reacción ante una interferencia. Es
un fracaso temporal y una infelicidad que sucede cuando permitimos que
otros interfieran en nuestro propósito en
la vida e introduzcan dudas, miedos o indiferencia en nuestras
mentes.
Surge una reflexión de los escritos del doctor Bach.