Las flores de Bach son tan curiosas que pueden llegar a sustituir psicofarmacos, con la ventaja adicional de no producir dependencias. Parece como si el mundo de la energía fuera de la mano de la magia.
Cuando observamos la evolución de un paciente descubrimos aspectos que no habíamos tenido en cuenta pero nos ayudan a comprender que cada persona se manifiesta de una forma diferente, por ello es un motivo de tirar del nuevo cabo que ha aparecido para que la persona sienta lo que le puede decir y a la vez entenderse mejor.
Se habla que el Wild Oat es una buena referencia para todas aquellas personas que no saben por donde empezar.
La constancia en la toma, constante de las flores es nuestra principal ocupación pues solo ellas nos presentan una ayuda al cambio que queremos mostrar, tras el paso de la enfermedad o del sentimiento emocional. Al fin y al cabo son señales para interpretar nuestro estado mental.
Tampoco debemos olvidar a Walnut, porque aun en la monotonía, nuestra vida es un cambio constante, aunque hagamos las mismas cosas, nos llenamos de experiencias o años y parece todo lo mismo pero no es igual.
Cada vez que administramos las gotas nuestro cerebro recuerda como estamos y nos ayuda a conectar con la energía aportada por la flor o las flores.
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